Esta vez me han mirado unos ojos, negros, de cristal, o más bien empañados en la tristeza de aquel que lo pierde todo y sólo puede vivir, aunque sea de los anhelos.
Una llamada? que con la intuición del miedo se hace, que se escuda en la coraza de la angustia y se esconde donde ninguno sabemos...
Aló mami¡¡
aún puede hablar contigo
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