martes, 24 de marzo de 2009

La Pedagogía del Momento

Escribía Araceli del Pozo en un interesante artículo sobre educación especial que ésta es una pedagogía de la vida, referida al momento vital de la persona en que muchas veces la propia existencia es lo primero....
¡¡cuanta sabiduría guardada en frasco pequeño¡¡

Pues, por los inevitables momentos en los que la vida es lo primero -y la pedagogía del momento me está haciendo platearme incluso la importancia de la propia educación- circulan en mi pensamiento los abrazos de cucci... cuanto amor guardado también en pequeño contenedor¡¡¡

Quiero, antes que el tiempo no me lo permita, invitarte a conocer la sonrisa de ojos cerrados mas sincera y más pura, sin mancha ni doble intención.
Del NO repetido incesantemente sobre los blancos del aprender, de los dedos cortos, muy cortos y del pelo mojado, y las mangas, y la cara... bueno ya no.
Morena preciosa, de ojos que buscan la verdad y realmente no desean encontrarla.
Espero, mientras los cristales deshechos se evaporan, que la pedagogía del momento sea volver a verte, que tu sonrisa sincera y ese abrazo de ojos cerrados vuelva a colmarme del maestro que creo ser. Y yo prometo no olvidarlo, no dejar de luchar por el credo ni dejar de añorar lo pasado.

Pero ahora puedo más, la pedagogía del pasado mantendrá este momento, será siempre enseñanza del momento.

Y cuando la vida sea lo primero, la educación nos enseñará a vivir primero... y luego el resto, escribir mil NO, secarnos, sonreir y soñar... pero primero vivir, luego nos enseñarán lo demás.

martes, 10 de marzo de 2009

el enjambre de un adios sincero

Cuando entre las posesiones más aborrecidas encontré el libro sagrado de las sombras que con sumo cuidado maría la gallega había escondido dentro de la chimenea, recordé aquella historia contada por mis abuelos y hace mucho tiempo asumí que era cierta.
Resulta que el libro de las sombras, un códice con más de doscientos años de antigüedad, fue copiado -con algunas erratas eso sí- del gran libro de la magia galega, que a su vez se supone que fue un resumen de los libros astures de hechicería.
Bueno, pues en este libro encontré un pequeño rito sobre las abejas, este podría hechizar al enjambre y convertirlo en un peligroso conjunto de asesinas que darían un adiós sincero a cualquiera contra el que quisiera dirigirme.
Pero mi naturaleza sencilla me obligó a entregárselo a mi fiel María, gallega de pro, amiga de siempre, que escondería en el lugar más inhóspito el libro.
Pero pasados treinta años me daba la sensación de estar íntimamente ligado a él. Así que no pude más que buscarlo sin encontrarlo y con ello odiarlo.
Hoy tras otros treinta años, y debido a la falta de gas por culpa de estos gañanes rusos, al ir a encender la chimenea, muy decorativa pero nunca utilizada, al ver que el tiro no iba bien y tras intentar, con todas las fuerzas que aún me quedan, hacerlo funcionar, cayó sobre mis pies, con el consiguiente susto.
Con ello recordé mi capacidad de embrujar las abejas y otros hechizos que podrían conseguir que cualquiera nos tuviera que dar un adiós sincero.