Este amanecer que me agota,
y su luz,
tenue, desperezando mi alma
que anhela el sueño que me brota.
Y el espesor de sus rayos
y su luz,
que atormenta mi despertar,
puedo verlos aún sin mirarlos.
El sordo sonido del comienzo,
y su luz,
que me obliga a caminar,
a preparar el carboncillo para el lienzo.
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